jueves, 14 de abril de 2016

Los Rojos Camaradas

Yo no tengo abuelos. El paterno quién sabe si exista y el materno se murió mucho antes de que yo llegara a este mundo. El señor al que le dije abuelo durante parte de mi infancia era el papá de mi abuela (ésa sí tengo aunque nada más sea una). De todas maneras, mi precaria situación en cuanto a abuelos se refiere, no me impidió disfrutar de la lectura de esta historia.

Lobo es un niño que nos cuenta cómo vive la muerte de su abuelo, primero solo y luego acompañado de Ana, su hermana menor.

A través de las horas del velorio, sabemos que el abuelo era "rojo" no sólo porque usaba esa color al vestir, sino por la idea de que es mejor si todos compartimos lo que tenemos. También nos enteramos de que todos dejamos huellas de nuestro paso por el mundo: en los genes que dejamos en los familiares pero también en las cosas que tocamos más allá que con las manos y las hacemos parte de nosotros mismos.

Una historia tierna y triste que incluso los que no tenemos abuelos podemos disfrutar mucho.


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