jueves, 26 de mayo de 2011

Responsabilidades

Se supone que una de las cosas positivas de ser adulto es que puedes hacer, dentro de los límites legales y de convivencia pacífica, lo que quieras. Es decir, ya no están los papás para pedirles permiso, ya no te tienes que comer la sopa de verduras ni la de habas, no tienes que explicar por qué usas esa falda y no la otra. Pero entonces llegan esas múltiples y pequeñas responsabilidades que vienen junto con el título de adultez y la situación se pone peor que con los permisos: el trabajo y sus maravillosos horarios, la carga de trabajo dispareja, los tiempos de entrega, etc.

Muchas veces me pregunto: ¿de qué me sirve tener (casi) 30 años si no puedo hacer lo que quiero? Y mucho peor: ¿de qué me sirve ganar equis cantidad a la quincena si tampoco puedo hacer lo que quiero con ese dinero?

Ah, las benditas responsabilidades que se me agudizan por ese cochino chip de "persona cumplida" que tengo incrustado desde la fábrica.

martes, 24 de mayo de 2011

Decisiones

Cuando estaba por salir de la prepa me agobiaba sobre manera la famosa "decisión más importante de mi vida": qué iba a estudiar. Al paso de los años me di cuenta de que ésa era sólo la primera "decisión más importante de mi vida" y luego me di cuenta de que esas decisiones podían ser algo tan simple como irme por una calle diferente a la de todos los días en mi camino de la escuela a la casa.

A veces me doy cuenta de que, como en ese libro de Vicente Leñero, hay muchas vidas que dejé de lado, a veces sin darme cuenta, a veces con conciencia de mis actos. En mis peores días, me martirizo pensando en cómo mi vida habría sido muy maravillosa si hubiera decidido esto o aquello... En mis mejores días me felicito por esas decisiones concientes.

Creo que ahora el punto es darme cuenta de esas decisiones y asumirlas, no importa cómo sea que las haya tomado: asumirlas y seguir por el camino que fluyen, tratar de hacer a un lado mis peores días y ver el lado brillante de las cosas.

lunes, 23 de mayo de 2011

Kilos

Sé que los que traigo de más es porque en algún momento del camino me hice a un lado a mí misma, se me olvidó pensar en mí. Y ahora el punto es cómo regresar, qué hacer para deshacer lo hecho. Ni idea.

domingo, 22 de mayo de 2011

Pánico y terror

Falta poco más de dos meses para mi cumpleaños 30 y eso, entre otras cosas, me tiene agobiada. Puede echarle toda la culpa al trabajo y quejarme y rengar y hacer una lista enorme de lo que me no me gusta de él. Pero no es todo por su culpa, yo estoy ahí por las razones que he decidido, hasta ahora nadie me obliga a levantarme e ir a trabajar todos los días.

Así que la causa de mi agobio, de mi estrés, de mi mal humor debe estar por otro lado, la pregunta es : ¿Por dónde? Ni idea. Y eso me causa todavía más agobio. Creo que esa fue una de las razones principales por las que hice la famosa lista de antes de los 30, para ver si había "algo" que me pudiera ayudar. Y sigo pensando que lo que me pude ayudar es conocerlo. Cuando lo comento, es como si aventara una bomba: todo mundo se sorprende, se agobia, me pregunta por qué quiero verlo si él no se ha preocupado nunca por hacerlo. Supongo que en mi mentecita loca lo veo todo de color rosa y maravilloso: un encuentro de película después del cual todos mis males desaparecerán como por arte de magia. En mi capa superficial sé que eso es imposible, pero de todas maneras sé que muy dentro de mí eso es lo que espero. Y sé que no es bueno, que esperar eso es peligroso: la decepción puede llevarme por quién sabe qué caminos.

Así que lo único que me queda es esperar y desear tener la claridad de pensamiento para encontrar lo que me agobia.